Entrenar equipos vs jugadores

Un artículo de @Robez_ publicado en su Blog, Entrenando que es gerundio, donde puedes encontrar más artículos muy interesantes.

Hoy reflexiono en ‘voz alta’ sobre una frase de Ricard Casas en el Curso Superior de Entrenadores de este mismo año: “Es importante que los clubes tomen conciencia de que en formación no tienen equipos, tienen jugadores”.

Esta frase, aparentemente críptica, esconde muchas de las cuestiones que nos ocupan a los entrenadores de formación cada día y es la razón de ser del estilo de enseñanza de baloncesto de uno u otro entrenador, de uno u otro club.

¿Cuáles son las diferencias entre entrenar equipos y entrenar jugadores? Seguro que docenas, pero al vuelo se me ocurren unas cuantas que marcan, sin duda, una diferencia sustancial en los resultados a corto, medio y largo plazo.

Creo en entrenar jugadores (jugadoras en mi caso), con la filosofía de hacer de cada una de ellas la mejor jugadora que pueda ser, según su talento y sus condiciones. Si quiere jugar al baloncesto al acabar su etapa de formación y su tope es la liga senior autonómica que no se quede en senior zonal. Este es un concepto que este verano pude escuchar también de Jordi Martí, Director Técnico de las categorías inferiores del Joventut de Badalona, lo cual es un claro indicativo de cual es el camino correcto.

Para ello es imposible renunciar a la mejora individual de todos los aspectos técnicos y tácticos que suponen dominar este deporte. Entrenar jugadoras implica un trabajo activo y exhaustivo por parte del entrenador, analizando debilidades y proponiendo trabajo individual aplicado a la dinámica del grupo. Además creo en el entrenamiento específico al margen del equipo, en pequeños grupos de trabajo intensivo sobre fundamentos concretos.

MEJORA INDIVIDUAL

Debemos mejorar a la jugadora en el manejo de balón, el tiro, el pase, la lectura de espacios, el juego sin balón, paradas, apoyos, manejo de los pies, el saber gestionarse en distintas posiciones de juego, en la responsabilidad defensiva individual etc… independientemente de su estatura, habilidades y talento natural, pero lo más difícil es el compromiso posterior para que en competición sigamos fomentando la mejora individual.

Además no solo no hay que matar la creatividad, tenemos que fomentarla. Permitir que la jugadora arriesgue, que trate de colarse entre dos defensoras en dribbling, que ejecute ese pase que parece imposible, y que si en ambos casos pierde el balón apoyemos su valentía en vez de reprimirla duramente. Cuando crezca en edad, su físico cambie y adquiera fundamentos técnicos, coordinación y fuerza para ejecutar ese dribbling y ese pase correctamente… tendremos en nuestras manos una jugadora con más imaginación y recursos individuales y eso nos permitirá más riqueza en lo colectivo. Estoy seguro.

Llega el momento de competir… de nada vale que yo enseñe a botar en velocidad si a mi infantil de 1,80 no la dejo correr en dribling tras rebotear bajo su aro y la obligo en un rol prematuro de pívot a buscar a una ‘base’ que suba el balón. De nada vale que les enseñe a tirar si coarto el tiro a la niña que no toca aro, si quiero que aprenda a tirar tendré que empujarla a que lo haga. De nada vale que enseñe a entrar a canasta si amonesto a la pequeña que falla una y otra vez sus entradas con la mano izquierda en un partido, yo quiero que falle 100.. la 101 la meterá y a partir de esa.. todas. De nada vale replegarse y defender debajo de mi aro con continuas ayudas si quiero que mi jugadora mañana esté preparada para impedir el avance de su rival con balón en cualquier lugar del campo y en cualquier momento del partido. De nada vale que entrene el contraataque si prefiero el sábado que jueguen despacio para que así pierdan pocos balones.

En definitiva, si entreno jugadoras, tengo que hacerlo también en la competición. La clave quizás sea cierta renuncia al resultado hoy -sin olvidarnos que competir para ganar es parte vital de esta formación, pero sin obsesionarnos con ello- para obtenerlo mañana y en este tránsito ayudar a la jugadora a que sea mas completa.

Escapemos del entreno colectivo en 5×5, busquemos la mejora individual de la jugadora en aquellas cosas que hace peor, que boten, que pasen, que tiren… muchas veces y desde espacios muy diferentes, enseñemos el juego desde el 2×0, 3×0, 2×1, 3×2, 2×2, 3×3… huyamos de la definición temprana de roles por habilidades y estaturas, de la defensa ‘individual’ cerrada bajo el aro y constantes ayudas y de la defensa en zona hasta que individualmente sean un muro, no fomentemos que la que tira bien no penetre, la que penetra bien no tire y la que se la bota en el pié se limite a pasar el balón.

No les llenemos las cabezas de movimientos y sistemas rígidos de ataque, en renuncia a la enseñanza del juego por conceptos, ardua y muchas veces poco gratificante tarea, pero que es la base del jugador completo de baloncesto.

Este trabajo les ayudará a estar preparados para jugar en cualquier equipo, doblar categoría, participar en selecciones, en la posición que se les pida y defender a cualquier ritmo. Sin que su juego dependa del ambiente protector de su entrenador y la dinámica de su grupo.

Podemos pensar en combinar ambos conceptos, la realidad es que el tiempo que tenemos en el baloncesto de formación es tan escaso que deberíamos centrar nuestro esfuerzo en algo y no dejar las dos cosas a medias. Es difícil llegar al mismo tiempo a la excelencia individual y a un juego colectivo de alto nivel, para ello necesitamos de muy buenos mimbres y muchas horas de trabajo. Lo normal es encontrarnos con un grupo heterogéneo de trabajo y pocas, muy pocas horas por delante.

Personalmente creo que la mejora técnico-táctica individual del jugador llevará a una mejora colectiva del grupo de una manera sólida aunque no sea en un corto plazo de tiempo, y tengo claro que un trabajo centrado en la táctica global no ayuda a mejorar al jugador en la misma proporción.

Hace algún tiempo conversábamos sobre estas cosas un par de jugadoras de otro club y yo y una de ellas me decía “es que vosotros entrenáis raro”, entre extrañado y divertido le pedí que profundizara un poco sobre el tema, “nosotras jugamos” me aseguró. “Pero dónde metéis el trabajo de técnica individual, tiro, defensa, contraataque, 1×1, 2×2, superioridades?” Pregunté interesado… “Bueno, cuando nuestro entrenador se enfada paramos el 5×5 y hacemos entradas”. 

Casi inconscientemente pensé en cuantas veces puedo manejar el balón y entrar a canasta en un ejercicio de 8 minutos de manejo de balón y finalizaciones y cuantas veces puedo tener el balón y botar, pasar, tirar o entrar a canasta en 40 minutos de 5×5, hice mis cálculos y seguro que en esos 40 minutos hay una niña -posiblemente la que juega mas cerca del aro-  que solo ve el balón pasar…