Carta a un entrenador de formación

27/11/23 Carta a un entrenador de formación, un artículo de Rafael Sanz (Entrenador Superior de Baloncesto) y actual entrenador del Lobe Huesca La Magia de LEB Plata.

Compañero de base, con permiso.

Hola socio permíteme que sea crítico. Lo hago desde el respeto que me mereces por tu dedicación al baloncesto de base, la clave para que haya baloncesto de elite, lo sé. Lo haré con claridad, esto no merece dobleces.

Tómalo a bien, y ojalá entiendas, que lo hago desde una perspectiva privilegiada que me da el haber pasado de dónde tú estás, al baloncesto profesional. No es mi intención dogmatizar, craso error en la vida y por extensión en el basket, solo quiero reflexionar contigo.

Aunque lo primero será poner en duda el término, Sí, lo de cantera. Ojalá hubiese esa mentalidad formativa. A mí me gusta llamar, al nivel en el que tú ahora entrenas, categorías de formación.

Detesto el término categorías inferiores. Creo es despectivo e incorrecto. De inferiores, nada. Ahí, se engendra el jugador del mañana. Y aún más importante, tú forma de actuar sobre esos chavales, marca a generaciones de ciudadanos. Así que prepárate, te contaré algunos de tus menesteres y de tus responsabilidades. Ya sabes que ser entrenador no es fácil, y si eliges este camino, y me refiero a la formación, debes asumir tu cuota de responsabilidad en el proceso de formación integral de la persona.

Hay valores que van cogidos de la mano del deporte, que son fácilmente reconocidos por todos. Compañerismo, respeto, solidaridad, capacidad de esfuerzo y muchos más se asocian a él. Ahora bien, lo difícil es fomentarlos.

Alguna vez pensaste que aquel chico que no vino a entrenar en toda la semana, podía ayudarte a ganar el partido del sábado, más incluso que el “gordito” con gafas que no falta nunca y que lleva el balón bajo el brazo en cada recreo, aunque no anota tanto. Claro, si pones al que no acude a entrenar, lo haces para que conozcan la sensación de pertenecer a un grupo ganador, para que tengan la opción de acudir al campeonato regional, o para que se sientan orgullosos de su club o colegio. ¡Ay compañero! ¿Dónde dejaste el valor ético de tu cometido? ¿Cómo podrás exigirles a tus jugadores que se esfuercen, que luchen, que se superen? ¿A qué altura pusiste tu credibilidad como formador? Es lo que eres, o lo que deberíamos ser: formadores.

Espero, antes de hablar algo más concretamente de baloncesto, que te haya quedado clara tu posición importante en la formación de esos chicos que te llegan. Otro día hablaremos de los que vas a buscar, o de los que “coges prestados”. Porque ahí empiezas a debilitar tu posición como galante de la ética, pero tranquilo, hoy no toca. Te hago una reflexión rápida, ¿Sabes enseñar? ¿Sabes organizar cómo desarrollar los fundamentos? ¿Conoces los mecanismos para explicar, para corregir, para reforzar, para modificar malos hábitos técnicos?

No te he dicho si sabes baloncesto, te digo, ¿sabes enseñarlo? Confundimos el conocer sistemas de ataque, defensas, leer libros, descargar archivos de internet, ver entrenamientos, etc, con entender el juego y saber transmitir. Mírate esto por favor. Vaya ser que no te entiendan, o no mejoren, porque no te comprenden. Porque no es el nivel que pueden asimilar, porque no están en el proceso metodológico adecuado. Piénsalo.

Ya, sé que llevas cuatro párrafos buscando recetas sobre baloncesto, pero nada encuentras. No hay gráficos con ejercicios, ni sistemas, ni nomenclatura baloncestística. Si lo miras bien, algo hay. ¿No habrás metido a tus chicas a “defender” dentro de la zona, a dos metros de sus oponentes, aunque con asignación individual? Claro, es que eres listo. Como las niñas del equipo preinfantil, del club con el que no te puedes ver,
no llegan al aro si lanzan fuera de la zona, ya tienes la solución al partido. Todas “cerraditas” y que tiren de fuera. ¡Qué estratega!

Aunque eso sí, el sábado anterior, cuando jugaste contra el equipo de más bajo nivel de la liga, presionaste a todo campo y tuvieron que parar el partido. Incluso, dijiste que ese tipo de equipos no deberían estar en la liga, no dan el nivel. Por cierto, cuando el equipo al que quisiste ganar defendiendo bajo el aro y “cerraditas, cerraditas” se puso ganando por siete puntos, ordenaste presionar. Y no hubo manera, os metieron tres bandejas y para casa. Analiza esto también, y piensa que tus medidas a corto plazo, son: “pan para hoy y hambre para mañana”.

Acabo, los fundamentos hay que trabajarlos a velocidad alta y bajo presión defensiva, una vez que se dominen los gestos técnicos, y dentro del contexto del juego real. Por lo tanto, mejor cuando juegas agresivo, que cuando lo haces al fallo del rival.

No olvides el 5×5, es dentro de él dónde hay que poner en práctica lo demás. No está reñido el formar con el ganar. Al contrario, es el camino. Lo que sucede, quizás, es que no sea a muy cortísimo plazo. Pero, es la fórmula para la mejora individual y colectiva. Además, el objetivo en cantera debe ser formar personas y jugadores, y por ahí habría que medir el éxito o fracaso de un club o de un técnico.

Olvídate de complicados sistemas y vete a lo básico, a lo simple. Y dota a tus jugadores y tu equipo de unos principios sólidos que dominen a la perfección. No quemes etapas.

Más vale poco y bien, que mucho y mal. Prepara cada sesión con esmero y sentido de la progresión. Y no olvides que desde los conocimientos y la dedicación se gana el respeto.

El mío lo tienes, no les falles a ellos, que se acercan al baloncesto esperando no les defraudes. Suerte compañero.

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